Las mareas vivas de los últimos días han aflorado restos de un segundo pecio en la playa donostiarra de Ondarreta, distinto al localizado el pasado agosto en este mismo lugar.
Aunque por el momento sólo es visible parte de una línea de madera de la embarcación, los expertos especulan con la posibilidad de que se trate del casco de un ‘patache’ de unos diez metros de eslora, que podría haber traído mineral de hierro desde Somorrostro (Bizkaia) hasta la capital guipuzcoana, un comercio documentado entre el siglo XVI y el XIX.
Se trata de unas embarcaciones que navegaban cerca de la costa desde la zona de Muskiz (Bizkaia) hasta San Sebastián.
A falta de confirmación oficial, los especialistas consideran que este segundo pecio es diferente al descubierto en este mismo arenal el pasado 5 de agosto, cuando se localizó una cuaderna que pudo pertenecer a una antigua barcaza que operaba en la regata de Igara en una zona actualmente ganada al mar.
Centro Gordailua
Esta pieza, de 3,6 metros de longitud, ya ha sido trasladada al centro de colecciones patrimoniales Gordailua, en Irun, para su análisis y conservación.
Este jueves, la diputada de Cultura de Gipuzkoa, Goizane Álvarez, y la arqueóloga del Servicio de Patrimonio de la Diputación, Mertxe Urteaga, han acudido al lugar en el que se ha hallado el segundo pecio para asistir a los trabajos de análisis de la embarcación, que se prolongarán en los próximos días aprovechando unas mareas vivas que sólo dejan un margen de unos 45 minutos para las excavaciones.
Goizane Álvarez ha explicado que por este motivo va a resultar «muy complicado» llevar a cabo las investigaciones arqueológicas que pretenden concretar el «valor histórico y patrimonial» de esta embarcación.
No obstante, la diputada se ha felicitado por «la actuación rápida del Servicio Foral de Patrimonio» en este caso, ya que servirá para «seguir construyendo, a través de estos hallazgos, la historia de Gipuzkoa».
Restos del casco
Por su parte, Urteaga ha detallado que los restos de madera que hasta el momento han aparecido en la superficie «parecen indicar que se trata de la coronación de los restos del casco de una embarcación», mientras que la presencia en las proximidades de un bloque de mineral de hierro hace pensar «que se dedicaba al transporte de este material».
Urteaga se ha referido también a las «condiciones tan complicadas» a las que se enfrentan ahora los arqueólogos para «documentar, registrar e identificar» el pecio, ya que está «en el peor de los sitios posibles», en una zona intermareal, por lo que no se trata «ni de arqueología subacuática ni terrestre». «Está en medio» de la zona de mareas y tiene las «dificultades» de ambas y «ninguna de sus ventajas», ha explicado.
En cualquier caso, ha destacado que se trata de un hallazgo que tiene importancia porque, según ha dicho, existen «pocos restos» de este tipo que contribuyen a «aumentar un patrimonio tan propio de la cultura vasca» como es el de la construcción naval.
Muy delicado
«Una vez que tengamos esa evaluación ya se decidirá qué hacer» con el pecio en el futuro, ha dicho la experta, quien ha anunciado que una posible «extracción» de los restos sería algo «muy delicado» que sólo se contemplaría «a muy largo plazo», dado que tras haber estado sumergidos durante mucho tiempo las células de la madera están «saturadas» de agua y, en caso de secarse, podría echarse a perder un material que debe ser conservado en unas condiciones especiales.
Por el momento, los trabajos se centran en ver si aparece el otro costado del casco del navío, con el objetivo de «por lo menos delimitar la planta de la embarcación», tras lo que en una segunda fase se intentará determinar «la potencia del relleno que la está cubriendo».
La Diputación de Gipuzkoa ha avanzado que su Servicio de Patrimonio formará un equipo técnico para «conocer» las características de este nuevo hallazgo.
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