(EFE). El militar del cuartel donostiarra de Loiola para el que la Fiscalía de Gipuzkoa pedía cinco años de cárcel por almacenar munición de guerra en el puesto de frutería que regentaba junto a su esposa en un mercado de Irun ha sido absuelto de este delito por la Audiencia de Gipuzkoa.
En una sentencia a la que ha tenido acceso EFE, la Sección Primera de la Audiencia provincial considera probado que el procesado hizo acopio de diferentes municiones y cartuchos entre los años 2011 y 2017 que luego guardó «sin las debidas garantías y sin estar autorizado para su depósito».
La resolución precisa que estas municiones fueron descubiertas el 10 de noviembre de 2017 en la frutería que el inculpado, defendido por el letrado Daniel Martín Sorolla, regentaba en un mercado de la localidad fronteriza, donde se localizaron 139 cartuchos en buen estado de conservación, así como otros 60 de fogueo y dos vainas con el pistón percutido.
No obstante, el tribunal le absuelve del delito de depósito de munición de guerra del que era acusado al entender que parte de estos cartuchos eran de fogueo y resultaban «prácticamente inocuas para crear un riesgo para la vida» de las personas «que vaya más allá de un simple fogonazo».
En cuanto al resto de munición localizada, la sentencia sostiene que, «atendiendo al número total de cartuchos», la conducta del militar «no es susceptible» de ser subsumida en el tipo penal del que se le acusa.
No obstante, el texto judicial también toma en consideración que el armamento «llevaba almacenado varios años en el puesto del mercado, que se hallaba guardado en cajas metálicas y que no se halló junto a la munición armas de ningún tipo», algo que aminora la potencionalidad lesiva de los artefactos descubiertos.
Asimismo, el tribunal entiende que, a tenor de los diferentes testimonios escuchados durante el juicio por estos hechos, en ningún modo se deduce que «la intención o propósito del acusado fuera disparar o hacer uso de la munición» dado que se marchó a un país extranjero y «dejó abandonados los cartuchos en el puesto de frutería».
Un lugar en el que «permanecieron varios años hasta que fueron descubiertos por otros propietarios de puestos del mercado en el año 2017».
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