En un acto solemne han recogido esta mañana el testigo de la Capitalidad Cultural la ciudad danesa de Aarhus y la chipriota de Pafos. Donostia se despide así de un año intenso que probablemente sólo el tiempo se encargará de evaluar en su justa medida, pero que a día de hoy despierta opiniones para todos los gustos. El alcalde Eneko Goia ha partido de que «la ciudad ha respondido a la misión que le fue encomendada» y está convencido de que la semilla plantada «dará frutos muchos años». En el acto estaban también el Lehendakari Iñigo Urkullu, responsables de la Diputación y de 2016.
Goia ha recordado que han sido cinco años de un trabajo intenso «que han merecido la pena» y ha recordado a sus predecesores, Odón Elorza y Juan Carlos Izagirre. «Hemos hecho una película coral, (…) hemos enviado mensajes en euskara por todo el continente, nos hemos movido desde nuestras raíces a las vanguardias».
Los presentes han coincidido en que comienza ahora una nueva fase, que es la de proyectar lo vivido hacia el futuro. Un futuro que, como ya se ha dicho, se encargará de valorar en su justa medida la relevancia de este año que culmina y en que Donostia ha sido la protagonista.
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