Muchos padres se preocupan si sus hijos juegan solos en el parque. Piensan que les cuesta hacer amigos porque tienen algún problema. Como analista de conducta aplicada en ABAtxiki trataré de explicar que, en principio, no suele haber motivo para preocuparse y expondré en qué debemos fijarnos para descartar posibles problemas.
Que en edades tempranas, de dos a cinco años, el niño desarrolle juego paralelo y no juegue con otros niños, es bastante habitual. Cuanto más pequeño es el menor, más normal es el juego paralelo. Con el tiempo los pequeños desarrollan el interés por los demás niños de su edad, pero al principio están más centrados en ellos mismos y en los adultos.
Los adultos hemos de observarles y respetar su ritmo, incentivando, por supuesto, el juego con sus iguales, pero de manera relajada y natural. ¿Qué debemos observar?
1. ¿El niño juega en paralelo siempre o se integra en los juegos de otros niños y después de un rato vuelve a jugar solo? Si no se integra nunca, juega en paralelo y su edad supera los tres años, sería una señal de alarma. Sin embargo, si cuando es de su interés se integra debemos tener en cuenta que cada niño tiene su ritmo y sus intereses y no debemos pretender que estén jugando siempre en compañía.
2. El niño deambula por el parque o el espacio sin acercarse a los demás niños y sin buscar contacto con los adultos y tiene más de 2 años. En este caso deberíamos tener en cuenta que, si bien en edades tempranas es habitual jugar solo, los menores buscan el contacto o la compañía de otros niños y de los adultos aunque sea de forma esporádica.
3. En la guardería o jardín de infancia no entra en las dinámicas de juego planteadas. Si desde los centros donde este el niño/niña se observan deficiencias en el juego social en comparación con el resto de compañeros, sería un aspecto a tener en cuenta.
Si observamos estas conducta deberíamos consultarlo con el pediatra de nuestro hijo y si fuese pertinente hacer una valoración de habilidades de juego del menor por parte de un experto. El objetivo de la valoración debe de ser detectar posibles retrasos en el desarrollo de los más pequeños y si fuese necesaria iniciar una intervención para ayudarles en el proceso.
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