(EFE). Los seis presuntos integrantes de una banda acusada de más de 30 asaltos a empresas, locales comerciales y bares en distintas localidades de Gipuzkoa y Álava serán juzgados en San Sebastián acusados de un delito continuado de robo con fuerza en las cosas y otro de pertenencia a organización criminal.
Los procesados, originarios de Serbia, Croacia y Albania, se enfrentan a diferentes peticiones de condena por parte de la Fiscalía que reclama once años de cárcel para cuatro de ellos, y trece para los dos restantes, a los que aplica la agravante de reincidencia.
Los robos que se les imputan fueron cometidos en diferentes compañías, bares, restaurantes y comercios de San Sebastián y Vitoria, así como en las localidades guipuzcoanas de Irun, Hondarribia, Irura, Orio, Astigarraga, Errenteria, Oiartzun, Hernani, Ordizia y Andoain.
Según recoge el Ministerio Público en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso EFE, en sus golpes, los procesados se habrían apoderado de distintos objetos de valor que había en las empresas, así como de diferentes cantidades de dinero en metálico.
En el más cuantioso de ellos habrían logrado apoderarse de un total de 38.000 euros repartidos en dos máquinas de cambio existentes en el interior de una cafetería de Irun.
Los hechos
Los hechos se habrían producido a lo largo de cinco meses, entre el 13 de mayo de 2019 y el 17 de octubre de 2020, fechas en las que, según el texto de la Fiscalía, los procesados presuntamente accedieron a los citados establecimientos y empresas «fuera de las horas de apertura al público, fundamentalmente en horario nocturno» y «haciendo uso de la fuerza» para «introducirse» en su interior.
Para ello, presuntamente manipulaban los sistemas de apertura de las puertas y ventanas, inutilizaban los sistemas de alarma y en algunos casos presuntamente llegaron a realizar butrones y a derribar muros para colarse en los locales.
Una vez dentro, supuestamente abrían «mediante instrumentos de fuerza, como destornilladores y ganzúas», las «distintas máquinas y cajas registradoras o de seguridad» que encontraban.
Los inculpados, que se desplazaban a los lugares en los que actuaban en seis turismos diferentes conducidos por el cabecilla del grupo, presuntamente «constituían una organización criminal» con «un reparto planificado de funciones.
De esta manera, el líder presuntamente era el encargado de elegir los lugares en los que la banda iba a actuar y de examinarlos, aunque también se ocupaba de conducir, la adquisición del material necesario, recibir las cantidades sustraídas y repartirlas con el resto de inculpados.
Un segundo miembro se encargaría de la manipulación de los accesos a los locales asaltados, otros dos de la apertura de las cajas de seguridad y máquinas registradoras, el quinto realizaba labores de traslado y recogida, y el último presuntamente gestionaba los materiales sustraídos.
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