Son ellas, las que rompen moldes, las que mejor pueden narrar lo que cuesta el camino hacia la igualdad real. Precisamente por eso la Diputación de Gipuzkoa, hoy, 8M, además de leer una declaración en que se ha comprometido a avanzar y ayudar a avanzar en este campo, ha inaugurado una exposición sencilla y con contenido en que pone de relieve el papel de ocho mujeres del Territorio que sin duda han abierto camino.
La pedagoga Elbira Zipitria Irastorza (1906-1982) es la primera y con un doble reconocimiento, además, ya que el diputado general Markel Olano ha aprovechado la fecha para inaugurar una placa en su honor en el patio del ente foral. Un espacio, hasta hoy, reservado a las personalidades masculinas gipuzkoanas. Así que Zipitria, impulsora de la educación en euskera, ha vuelto a romper moldes.
La acompañan en esta muestra la artista Esther Ferrer (1937), cuya obra está presente en 50 museos del mundo, y la exploradora, militar, monja y escritora Catalina de Erauso (1585-1650), que se disfrazó de hombre para viajar al nuevo mundo en 1603.
Otras gipuzkoanas destacadas en la muestra son Lourdes Iriondo (1937-205), cantautora, escritora y única mujer en el movimiento cultural ‘Ez dok Amairu’, y no podía faltar la deportista Carmen Adarraga (1921-2004), que entre otros hitos fue la primera capitana de la historia de la selección de España de baloncesto.
La empresaria Ana Belén Juaristi Urdangarin, la activista y política Begoña Amunarriz Olano y la más joven del grupo, la ingeniera e investigadora Idoia Ochoa Álvarez, han estado presentes en la inauguración de esta muestra de la que también ellas forman parte. En total, ocho mujeres de armas tomar.
«La conciliación, aquí, es más complicada»
Idoia Ochoa Álvarez (1985) está considerada por recientes publicaciones una de las 35 jóvenes europeas más innovadoras y es un verdadero referente en su campo. Hoy, viéndose en la muestra de la Diputación, se sentía muy agradecida. «Las otras mujeres que me acompañan en este reconocimiento llevan dedicada una vida y yo solo estoy empezando».
Ingeniera de telecomunicaciones, está metida en el campo de la biología computacional y en la secuenciación de ADN, muy en boga. Trabaja con médicos y biólogos y ha retornado a su tierra después haber trabajado en Estados Unidos. Imposible no comprar ambos ámbitos y sobre eso ha sido preguntada.
«En Estados Unidos en el campo de la ingeniería sí había sobre todo hombres. Al llegar aquí he notado más paridad. Pese a todo el equilibrio es mucho mejor en carreras como biología o medicina», ha dicho la donostiarra.
Dice Idoia Ochoa que ella no se ha sentido discriminada hasta el momento, más allá de algunos comentarios en una empresa de California donde trabajó unos meses. «Sí es verdad que había hombres que decían que como parte de estos avances sociales se iba a contratar a más mujeres por el hecho de serlo y no de valerlo», ha comentado la investigadora, especialmente sensible con este asunto. «Hay que fomentar la contratación de mujeres en este campo, sin duda. Pero de mujeres preparadas y que lo hagan bien. Lo otro se nos puede volver en contra».
La situación de Idoia Ochoa es llamativa: compagina un trabajo muy exigente (en este momento da clases en Tecnun, sigue con la investigación y es profesora asociada en la Universidad de Illinois) y además es madre de tres niñas pequeñas. «A la hora de conciliar sí me he visto en inferioridad de condiciones respecto a mis compañeros. En Estados Unidos tenía que dejar de trabajar en determinado momento, algo que ellos no hacían. Aquí es distinto porque hay más vida familiar y se respeta más el fin de semana. De primeras parece más fácil. A la inversa, de cara a la conciliación es peor el horario de los colegios de aquí. En ese terreno hay que hacer más malabarismos».
«Hay que enseñar, sin pudor, lo que hacemos»
Ana Belén Juaristi Urdangarin también se sentía, hoy un tanto impresionada por formar parte de este grupo de pioneras. «Piensas que hay muchas mujeres que han hecho tanto… pero lo cierto es que tenemos que enseñar lo que hacemos sin pudor».
Esta empresaria de Zarautz, la primera que ostentó un alto cargo en Adegi y Confebask, y que además está comprometida con el mundo de las ONGs, dice que abrió camino sin conciencia de hacerlo. «Trabajas, te eligen para un cargo, te dicen que eres la primera y las cosas salen porque las mujeres tenemos capacidad», expresó Juaristi, añadiendo, eso sí, que se necesita ayuda. Sobre todo cuando llega la maternidad o los cuidados de los mayores, de los que se habla mucho este año.
«En la industria hay compañeras, pero todavía no muchas. Cuando empiezas de joven piensas que llegarán las oportunidades en este sentido, pero el camino es lento. Más de lo que nos gustaría», dijo la empresaria.
«Hay mucho marketing en política»
Begoña Amunarriz Olano es política. Fue la primera mujer con escaño en el Parlamento Vasco. Corría 1980. «Entramos dos mujeres por Gipuzkoa, una por Bizkaia y una por Araba. Yo iba la primera».
No lo recuerda como un camino fácil y de hecho recuerda anécdotas que hubiera preferido no vivir. También formó parte del Ayuntamiento donostiarra, fue la primera mujer teniente alcalde. «Acudí a las fiestas de un barrio en que habían invitado al Ayuntamiento y fui yo como presidenta de servicios urbanos. No me querían dejar entrar. Pedí que buscaran a la presidenta de la comisión de fiestas que también era mujer para llegar juntas y les dije que tendrían que llamar a la policía si querían echarnos. Aquel día nos ayudó un bertsolari que en los postres lanzó unos bertsos magníficos sobre la mujer y que ayudó a suavizar la situación».
Amunarriz tiene claro que si la política es un sector más abierto que otros a las mujeres es porque «los partidos necesitan votos». «Por eso la mujer ha entrado aquí. No ocurre en el poder económico, el religioso o el militar. En política hay mucho marketing».
Esta mujer ha contado otra anécdota de aquellos años en que ya era parlamentaria. Dice que acudió a un pueblo gipuzkoano a dar una conferencia y la primera pregunta que le dirigió un señor fue: «¿Por qué no se va a su casa a cuidar a sus hijos»? Recuerda Begoña que el hombre tenía un alto cargo en una empresa…
Anécdotas difíciles de olvidar…
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