Este año se cumplen 50 años de la llegada de Selma Huxley Barkham (Reino Unido 1927-2020) al País Vasco y del comienzo de sus investigaciones sobre la presencia de los balleneros vascos en las costas de Terranova (Canadá) en los siglos XVI y XVII. “Gipuzkoa tiene una deuda extraordinaria con Selma Huxley Barkham, ya que con sus investigaciones contribuyó de forma definitiva al conocimiento de nuestra historia marítima en la Edad Moderna situándola en un contexto universal”, afirmaba este miércoles al respecto el diputado de Cultura Harkaitz Millan.
Este aniversario no se ha querido dejar pasar sin homenajes. Así que el Departamento de Cultura de la Diputación Foral ha nombrado a la sala de investigación del Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa (Oñati) con el nombre de Selma Huxley Barkhan. Además se ha organizado, en torno a este reconocimiento, una exposición conmemorativa.
Al homenaje de este pasado miércoles acudieron el diputado de Cultura, Harkaitz Millan, la alcaldesa de Oñati, Izaro Elorza, el jefe de sección del Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa, Ramón Martín, y el hijo de Selma Huxley, Michael Barkham.
Tirando del hilo
En 1565 el ballenero San Juan, construido en Pasaia, se hundió en aguas del Atlántico Norte, en la costa de lo que más tarde se denominaría Canadá. En 1978 arqueólogos canadienses encontraron el pecio del San Juan en Red Bay.
¿Por qué sabemos tanto sobre esta nave en la actualidad? Principalmente porque la historiadora Selma Huxley descubrió en los años 70 unos primeros documentos, se presentó en Oñati y tiró del hilo. En el archivo del Consultado del Mar de Burgos logró averiguar la ubicación del ballenero y se fue a Canadá para contarlo. Gracias a esta mujer que falleció hace unos años se encontró la nao 500 años más tarde de su hundimiento en buen estado por la temperatura del agua.
Hablan mucho y bien de ello en la factoría Albaola de Pasaia, donde la mención a esta mujer es constante. Tal y como recuerdan durante las visitas, sin los documentos no sabríamos de su existencia y hay muchos gracias al pleito que siguió al hundimiento de esta nave en Terranova, tal y como constató Huxley durante su estudio.
«En cada ballenero cabían mil barriles de aceite y cada uno de estos barriles costaba unos 4.000 euros. Los balleneros movían mucho dinero. Por eso conocemos la historia del San Juan. Porque se hundió con 900 barriles y hubo muchos pleitos. Además el barco estaba asegurado en Burgos. Todos los papeles que han dado origen al hallazgo son de los pleitos», narran durante la apasionante visita.
Desde Oñati a Terranova, Selma Huxley propició que Red Bay fuera reconocido por la UNESCO en 2013 como Patrimonio de la Humanidad y que, en la actualidad, se esté llevando a cabo en Pasaia el emblemático proyecto de construcción científica de la réplica de la nao San Juan.
Pasión por la historia
La trayectoria de esta mujer fue reconocida con los más prestigiosos premios y condecoraciones en Euskadi y en Canadá. Sus aportaciones al conocimiento de la historia marítima de los siglos XVI y XVII pueden encontrarse en las mejores revistas científicas del mundo.
Quienes la conocieron bien dicen que nada la arredraba, y todo conducía a su pasión. Pasión por la historia, pasión por la verdad y todo ello adornada de una austera eficacia.
Con la inmensa humanidad que la caracterizaba, Selma Huxley tendió la mano a una generación de jóvenes investigadores, a los que ayudó cuanto pudo y enseñó mucho, también con su ejemplo.
Al poner el foco de su investigación sobre las fuentes primarias, sobre los documentos originales, Huxley puso de manifiesto la riqueza del patrimonio documental que conserva Gipuzkoa, a su vez, influyó de manera directa en que las administraciones mejoraran los servicios que sustentan la conservación, tratamiento y difusión de esos documentos, los archivos.
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