Ni las mascarillas, ni los guantes ni los llamativos plásticos que separan a vendedores y compradores en los mercados, como en el caso del de Gros, restan el valor que supone comprar el producto de casa a quien vive más cerca. Y de forma directa. En Donostia la opción de los mercados está viva con o sin crisis del coronavirus. Simplemente el mercado se adapta y se viste de plástico. Y a disfrutar del producto.
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