Hasta las canchas deportivas están precintadas como se ve en el caso de ésta de Amara. Y los parques infantiles. Y las playas. Y todo aquel punto de encuentro que puede ser una tentación para los escasos viandantes que circulan por las calles. Algunos seres aprovechan y haciendo caso omiso de las cintas de plástico se cuelan en los tres sitios. Haciendo gala de que las normas no van con ellos y de que disponen de mucho más sitio que antes. Los dueños los esperan desde fuera. Como corresponde.
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