«Primero nos fijamos en Egia porque vivimos allí, pero hemos visto que es un fenómeno que se da en toda la ciudad. Si hay un bar con árboles cerca, los alcorques terminan siendo el cenicero». Ana es vecina de Egia y con su teléfono móvil ha comenzado a fotografiar las colillas, docenas, cientos, que terminan rodeando los árboles en Donostia.
Ciertamente el exterior de la hostelería sigue siendo punto de encuentro de fumadores y los ceniceros brillan por su ausencia, así que los alcorques donostiarras los sustituyen.
La denuncia de estas dos vecinas vas más lejos porque los servicios municipales limpian la calle, pero no los alcorques. «Solo muy de vez en cuando». Así que la imagen siempre es muy poco cuidada.
Ambas, que de hecho han puesto cartelitos en algunos árboles, hacen un llamamiento a los fumadores. «Yo he fumado años y recogía las colillas», dice Ana. «Tampoco cuesta tanto».
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