El centro de primera acogida para solicitantes de protección internacional en Euskadi se llama Larraña-Etxea, y está en Oñati. Acogió a sus primeros residentes temporales a mediados de octubre de 2018, tras tres meses de adecuación previa de las instalaciones: hacía falta un lugar que funcionara como hogar para estas personas que están a la espera de que su situación se aclare. Y ya han pasado por allí 104 personas de 22 nacionalidades. Actualmente, residen allí 83.
Los datos se han dado a conocer durante la visita que ha hecho hoy el secretario general de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperacion del Gobierno Vasco, Jonan Fernández, a quien entre otros han acompañado los responsables de la Comisión de Ayuda al Refugiado de Euskadi (CEAR), ONG que se encarga de la gestión de Larraña-Etxea.
Los trámites ante la Policía para confirmar que una persona es aceptada como solicitante de asilo se prolongan de 6 a 15 meses. Durante ese plazo, estas personas se encuentran en un limbo jurídico, sin apenas recursos, ni ayudas o posibilidades de integración socio-laboral. De ahí que se creara este centro de acogida temporal, con 100 plazas ampliables en caso de necesidad.
‘No news, good news’
“En estos cinco meses este centro no ha sido motivo de noticia. La razón es que las buenas noticias no son noticia. Debemos felicitarnos por ello. El centro es, hasta el momento, un caso de buena práctica”, ha indicado Jonan Fernández.
El perfil principal de las personas atendidas hasta ahora corresponde al de hombre joven (entre 20 y 30 años) y procedente de África Subsahariana (Guinea Conakry, Camerún, Costa de Marfil…). No obstante, también residen en el centro tres familias con menores a cargo, y una pareja.
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